Un fin de semana en Cantabria ¿Qué hacer?

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Dos días dan para mucho…

A menudo nos preguntáis cual es la mejor época del año para venir a alojaros en la finca y conocer el entorno y la verdad es que a nosotras es a las primeras que nos cuesta mucho decantarnos por un mes o una estación. Cada época tiene unos atractivos distintos y es determinante que pienses bien el tipo de planes que quieras hacer durante tu escapada en Cantabria para elegir una u otra.

En esta entrada del blog queremos proponeros los planes que nosotras haríamos durante un fin de semana de otoño o invierno y los que elegiríamos si fuéramos a estar aquí durante la primavera o el verano. Esperamos haceros un poquito más fácil la elección.

¿Una escapada en otoño o invierno?

Meses sinónimo de abrigo, de refugio, hojas caídas, cumbres con nieve, comidas que reconfortan por dentro, paseos por pueblos de montaña y de calma… mucha calma, por eso esta época es la mejor para disfrutar del alojamiento de una forma especial.

Esta es nuestra propuesta viajeros, el día de llegada cenar en el restaurante «La Ostrería« en San Vicente de la Barquera, un capricho gastronómico que no os dejará indiferentes y que puede ser el comienzo perfecto para un fin de semana de ensueño.

El sábado nos permite despertarnos sin prisas, desayunar con vistas a los jardines desde el salón o desde el porche, salir a conocer el pueblo de montaña de Bárcena Mayor, pasear por sus calles y comer en uno de sus restaurantes, durante la tarde, una vez en la finca, acercaros a descubrir las bonitas vistas a la cascada y ya en el alojamiento, acompañar ese ratito con uno de los juegos de mesa, con un libro o una serie frente a la chimenea.

El domingo podéis despedir vuestra escapada a Cantabria visitando la cueva de El Soplao y tomar la vuelta a casa tras dos días de desconexión y disfrute.

¿Vienes a Cantabria en primavera o verano?

La temperatura suave, los días largos y los muchos atractivos turísticos pueden hacer que te enamores por completo de esta región.

Alojarte en la finca durante estos meses supone disfrutar del paisaje en su máximo esplendor, ver cómo crecen los nuevos brotes, como las cajas nido comienzan a habitarse y las gallinas campan por los jardines a sus anchas entre las cientos de flores y la hierba recién cortada.

En especial son julio y agosto los meses de mayor afluencia, por eso si planeas tu viaje durante estas fechas tendrás que organizarlo con tiempo porque las reservas se confirman con bastante antelación. Ahí ya sabemos que los planes abundan, que las estancias son más largas (en la finca el mínimo es de 7 noches) y el principal atractivo es disfrutar de la costa, las playas, las villas marineras y los jardines privados del alojamiento. Siempre os mandamos junto con la confirmación de vuestra reserva un «Cuaderno del viajero» que incluye muchísimos planes, lugares, recomendaciones y datos de interés, con el podéis haceros un planning más completo.

Centrándonos en una escapada durante la primavera o el verano, de fin de semana, esta sería nuestra elección. El viernes, después de llegar a la finca, aún hay tiempo para ir a conocer San Vicente de la Barquera y tomar algo viendo el atardecer en Gerra, un enclave único con una de las puestas de sol más conocidas de Cantabria. Elegir un buen sitio para cenar cerquita, un arroz con bogavante en el «Sotavento» o unas raciones con sabor a mar y una delicada elaboración en «La Ostrería» pueden ser una muy buena opción.

El sábado os traemos un plan para disfrutar todo el día, los amantes de la montaña y el senderismo podéis elegir entre una de las rutas más conocidas de nuestra región y los apasionados de los animales tenéis la oportunidad de descubrir «El Parque de la Naturaleza de Cabárceno«, una aventura inolvidable. Por la noche, en la finca, las barbacoas estarán disponibles por si os animáis a probar la carne de la zona hecha por vosotros mismos a fuego lento.

El domingo puede ser el día perfecto para despertarse con calma, dar un paseo por el bosque de bambú de la finca, tumbarte en las hamacas bajo los árboles y regalarte una mañana de desconexión antes de coger el camino de vuelta a casa.